martes, 1 de septiembre de 2015

12ª jornada. De Pueyo de Fañanás a Huesca

Lunes 17 de agosto
Nos hemos desperatado sobre las 7. Los de Barcelona también se ha despertado, mientras que los que llegarón a la una siguen durmiendo. Desayunamos y salimos antes que ellos.  Queremos llegar pronto a Fañanas que esta a casi dos kilomentros, para almorzar fuerte, pues no hemos cenado anoche y había muy poco para desayunar.
Al llegar a Fañanas le preguntamos a un hombre por el bar, nos acompaña pues le pilla de paso. Al llegar justo el encargado del bar ha cerrado para irse a trabajar. En estos pueblos los bares suelen ser centros sociales llevados por voluntarios. Por lo que hasta el mediodia no volverán a abrir. Resignado reinciamos la marcha, pensando en el hambre que vamos a pasar, pues apenas tenemos almendras y algún caramelo de limón. A la salida, vemos bastante cerca la localidad de Alcala del Obispo, a solo dos kilómetros de Fañanas, decidimos desviarnos a ver si podríamos encontrar un bar o una tienda. De vuelta en el camino nos encontramos con los de Barcelona a los que contamos nuestros planes. Ellos acabán hoy, pues esta tarde tomarán el autobús de vuelta a Barcelona en Huesca. A 15 klms.
Nos volvemos a encontrar al señor que nos acompaño antes. Que nos desengaña de nuestras inteciones, en Alcalá tampoco hay nada. Pero amablemente se ofrece a invitarnos a un cafe y galletas en su casa. Lo que aceptamos agradecidos. El señor Pedro no vive en el pueblo permanentemente, es de Huesca y se desplaza a menudo. Mientras no está la casa se la cuida un simpatico perrito rubio, al que llama Urdangarin. Urdangarin, tenía la mania de ladrar a los coches hasta que desgraciadamente le atropeyo uno, y ahora cojea un poco. Es un perro muy simpatico y cariñoso. Pasamos una buen rato en casa de Pedro, del que al final nos despedimos, mientras Urdangarín nos acompaña hasta la salida del pueblo.
El siguiente pueblo se llama Ola, y esta a solo 5 kms.
Con tan amistoso nombre, esperamos encontrar algo de comer.
Una tienda, un bar, algún vecino que nos venda algo. El pueblo parece desierto, estamos un buen rato descansando en la plaza y no vemos mas que una avispa que nos hace correr. El pueblo parece abandonado desde el siglo XVII, aunque hay un coche aparcado que lo desmiente.
Ponermos nuestra esperanza en el siguiente pueblo a 6 kms. Tierz. Calculamos que en hora media estaríamos allí. Hasta que llegamos a la linea de trincheras. Un trama del camino que pretende seguir el camino que hacían los soldados para aprovisionar las trincheras durante la guerra civil. Este camino esta abandonado desde el 36 y está en pesimas condiciones.
Es bastante peligroso, tenemos que bajar muy poco a poco, y en algunos puntos quitarnos las mochilas para poder bajar. Con todo conseguimos bajar sin descalabrarnos.
Por fin en Tierz. Un pueblo singular, que ha sido tomado por los de Huesca como lugar de residencia o segunda vivienda. Tiene un casco antiguo y una singular urbanización de estilo americano. Todo un bulevar de casas unifamilares adosadas. Esta urbanización incluye un polideportivo y un restaurante. Al que dirigimos nuestros pasos tras la indeicaciones de un peregrino del pueblo, el Fernando. Deboramos sendos platos combinados.
Y el camarero nos explica el porque Aragón está tan mal dotado de servicios al peregrino, me refiero a los bares. En Aragón ir al bar está mal visto, sobre todo en horas laborales. Creo que Aragón no es España.
Tras la comida salimos del pueblo, para echar una siesta durante las horas de mas calor. Encontramos una sombra en un campo segado. Al poco nos volvemos a poner en marcha. Ya casí no nos queda nada para llegar a Huesca. Apenas 6 kilómetros. Cruzamos el rio Flumen y en las puertas de Huesca las flechas amarillas se vuelven confusas, elegimos la dirección de la ciudad y naturalmente nos perdemos, pero con tan buena suerte que acabamos cerca del albergue, que si hubieramos seguido las flechas habríamos tenido que cruzar toda la ciudad.
El albergue que se llama Hospital de Peregrinos de San Galindo, es un antiguo piso piloto de una urbanización, que ha sido reacondicionado como albergue y oficina de la asocición de peregrinos de Huesca.
Esta cerrado, pero hay unos telefonos a los que llamar para que vengan a atendernos. Rapidamente se presenta Pepe, y nos abré. Y poco después Agustín, el acutal presidente que nos atiende muy bien, y nos autoriza a quedarnos dos días, como es nuestra intención. Descansar hoy y visitar la ciudad al día siguiente.
Dentro del albergue había una pareja que estaban durmiendo. Nos cuentan que abandonan la ruta aragonesa, pues no han encontrado a nadie. ¡justo cuando empieza el mejor tramo! Se van para el camino del norte. La chica tiene varias ampollas en los pies, le doy unas cuantas tiritas alcolchadas con agujero.
Vienen otros miembros de la asociación con los que intercambiamos opiniones, sobre todo de la política catalana.
Compramos en un Mercadona cercano y tras asearnos, lavar la ropa (el albergue tiene lavadora y secadora). Cenamos y nos vamos a dormir.

11ª jornada. De Pertusa a Pueyo de Fañanás

Domingo, 16 de agosto.
Me despierto sobre las 7. Me visto y poco después despierto a Bea. Recojemos, limpiamos y desayunamos lo poco que tenemos. El café soluble, la leche y membrillo. Salimos a ver si los bares estaban abiertos, pero nada. Por lo que emprendemos la ruta a Pueyo de Fañanás. Poco mas de 15 klms.
El camino transcurre apacible, tras una breve pero montaraz cuesta, una escalada en realidad.
Enseguida llegamos a Antillón.
El bar está cerrado. Pero se para un coche y es el alcalde y tras interesarse por nosotros, dice que enseguida llama al encargado del bar, que está abajo en la piscina.
En el bar no hay nada de comer, por lo que nos limitamos a unos someros cafes con leche. Este pueblo, Antillón no dispone de albergue propiamente dicho, pero se facilita la estancia a los peregrinos para que pernocten en el pabellón deportivo con opción a piscina gratis. Esta demasiado cerca de Pertusa, por lo que continuamos la marcha.
Para salir del pueblo hay que subir una empinada cuesta. Justo en medio hay un perrito ladrador y cambroncete bastante agresivo. Nada mas subir la cuesta, me doy cuenta que me he dejado el sombrero en el bar. Por lo que tengo que bajar y volver a pasar por delante del perro, que no me muerde porque lo aparto con el bastón. A la vuelta echo por la parte de atras, pero el perro me huele y me vuelve a darme la vara. Bea mientras tanto se queda guardando las mochilas y admirando el paisaje, que desde esa altura es espectacular.
Caminamos y paramos a las 12.
A la 1 buscamos una sombra donde parar para comer algo de las provisiones, una lata de atún que nos queda con pan duro, algunas almedras y caramelos de limón. Vemos una construcción abandonada, pero está cerrada y no hay ninguna sombre, es casi medio día el sol cae a plomo. Para un camión con dos personas que se interesan por nosotros y el camino. Nos desaconsejan parar al lado de las contrucciones de la zona, son antiguos corrales y están llenos de pulgas.
Por fin encontramos unas sobras bajo unas encinas. Tendemos la ropa mojada y nos disponemos a descansar, la mayor parte de los calores.
Al poco aparecen por el camino un grupo de jovenes peregrinos, dos chicos y dos chicas. Vienen desde Bernegal. Hablamos un poco y quedamos con ellos en Pueyo, pues nosotros vamos a seguir un rato a la sombra.
Acabo un capítulo del libro Regalo de Reyes, y como no puedo quemarlo como la protagonista de Wild, lo esparzo al viento. No es basura, son mensajes.
Recuperamos la marcha. El camino a veces se hace confuso, pero gracias a las huellas que dejarón los jovenes anteriores, llegamos a Pueyo sin más problema. Posteriormente nos dijerón que llevan una aplicación en el movil, WIKILOC, me parece que se llama, y parece que facilita mucho la orientación. Habrá que informarse sobre eso.
En Pueyo llegamos al bar social y unos señores que estaban jugando a las cartas, nos ponen en contacto con Ana, la hospitalera, que vive al lado. Nos toma los datos, nos sella la credencial, con el sello caracteristico de Aragón (casi todos los pueblos tienen el mismo, esta claro que es cosa de la Chunta). Nos cobra 5 euros por el albergue y cuatro por un kit de comida para peregrinos. Pues no hay ni tienda ni el bar tiene nada para comer. El kit es un plato precocinado de albondigas o lasaña, mas dos cervezas.4 euros. Las llaves del albergue las tienen los chavales que nos precedieron y que están en la piscina, ya nos dijeron que estaban haciendo la ruta de las piscinas y recalan en todas. Voy a buscarlas mientras Bea se queda con las mochilas y la bolsa de comida.
El albergue está muy bien.
Nos preparamos la comida y nos acostamos a echar la siesta. Yo me despierto al poco, pero Bea duerme toda la tarde, y solo se levantará para volver a acostarse. Dormirá mas de 14 horas. Como no quiero irme y dejar la puerta abierta, o llevarme la llave y dejarla encerrada. Me quedo en la litera escuchando la radio y viendo anochecer por la ventana.
Pasadas las 10 me duermo yo también. Sobre la una se escuchan unos golpes en la puerta, me acerco a abrir con aprensión, pues no podemos alojar a nadie sin permiso de la hostelera. Son una pareja jovén, según me explicarón se habían perdido y habían llamado por telefono para que fueran a buscarlos con un coche. Se ven agotados. El albergue está lleno, pero se acomodan en el comedor.  Los otros cuatro ni se inmutan. Bea se desperto un rato, pero tras hablar con ellos volvio a dormir, y yo también.

lunes, 31 de agosto de 2015

10ª jornada. De Bermegal a Pertusa

Sábado, 15 de agosto.
Salimos del albergue dejando a los ciclistas en la cama. Paramos en bar Meridiano a desayunar, tenemos que esperar un poco, pues habrén a 8 y faltan unos minútos.
Pronto vienen un par mas de parroquianos, una mujer que acaba de salir de trabajar y otro señor madrugador. La mujer tiene familia en el Camino, pero en el norte.
Tras el desayuno bajamos del pueblo por una senda de cemento, un poco escarpada. Pasamos por una granja con muchos perros, aunque todos están atados menos uno que no muerde. Y al poco salimos a campo abierto.
Es encontrarme en medio de la inmensidad de la naturaleza y pasarseme el estreñimiento crónico. Creí que iba a ser incomodo cagar en el campo, pero es todo lo contrario, es mas incomodo cagar en waters desconocidos.
Pasamos por un pueblo con una plaza con una barbacoa. Paramos un rato escuchando la radio, pues están entrevistando a un peregrino histórico, de los que empezaron en los años 70 y viaja vestido de peregrino medieval.
El camino conduce hacia la riba de un canal, por la carretera de servicio.
Aunque no pasa ningún coche. Es un trecho de varios kilometros por esta carretera, con el canal a la derecha y unos arboles que no se si son pinos o cedros. Yo diria cedros, pero huelen como pinos.
El canal desaparece por un tunel, y la carretera se transforma en la consabida pista rural aragonesa llena de cantos rodados de todos los tamaños. Estoy haciendo todo un curso en geología por la gran cantidad de piedras que llego a ver a lo largo de todo el día.

Por fin llegamos a la carretera de Pertusa, recien asfaltada huele fatal a alquitrán, por suerte o por desgracía...o por gracia de los diseñadores del Camino, la abandonamos para entrar al pueblo por una senda retorcida y a ratos escarpada.
Pertusa es un pueblo diferente de los demás que hemos visto, en vez de estar encaramado en un cerro, este está oculto en una hondonada junto al rio.
Además de está singularidad tiene un monumento de interes nacional, una torre de campanario diseñada por Juan de Herrera, el arquitecto de El Escorial. Se ve que Felipe II, tuvo que parar en el pueblo a causa de una indisposición y fue tan bien tratado que hizo construir este campanario por su arquitecto preferido como regalo al pueblo.
Los de Pertusa le sacan partido al campanario, nada mas entrar se oye un repique de campanas expectacular. Nosotros nos decimos que será en nuestro honor. Pero no, el pueblo está en fiestas, y determinadas horas hacen ese alarde campanil.
Preguntamos por el bar donde dan las crdenciales, y un señor amablemente nos acompaña. Y también nos acompaña donde el albergue, pues el que se encarga cojea y le cuesta moverse. El abergue es impresionante, un autentico chalet.
Completamente equipado, tiene hasta televisión. Aunque la lavadora no supimos ponerla en marcha.



Salimos a comer y comprar algo, pero en ninguno de los dos bares tienen otra cosa mas que patatas fritas de bolsa. Por suerte el bar donde dan las credenciales es también la tienda, y aunque cerrada por las fiestas, el dueño se acaba apiadando de nosotros y la abre para vendernos alguna cosa. Compramos arroz, pan, atún, leche y por supuesto agua. Ingredientes con los que Bea hace un arroz a la cubana, sin huevo, pero con atún. Muy rico, muy buena cocinera.
Luego vemos un para de peliculas en la tele, Tomboy y otra de una chica muerta.
Yo me quedo durmiendo frente la tele, pero Bea se acuesta y duerme hasta el anochecer. Ni el repique de las campanas la despierta.
Tras la cena, salimos a ver la fiesta.
Nos tomamos un par de cervezas mientras escuchamos la orquesta Los Carmelo, los vecinos no se puede decir que sean muy fiesteros. Estos aragoneses son muy reservados, solo se nos acerca una señora que es de Sabadell. Bueno es maña pero vive allí.
Nos recojemos sobre las doce, yo me voy a dormir y Bea se queda viendo la televisión y escribiendo en su diario.

domingo, 30 de agosto de 2015

9ª jornada. De Selgua a Berbegal

Vierenes, 14 de agosto.
Son las dos no podemos dormir y estamos demasiado cansados para unirnos a la fiesta. Así que propongo a Bea una etapa nocturna, hasta el siguiente pueblo Ilche, a 7 kilometros, poco mas de hora y media. Para no perdernos en la oscuridad cojeríamos la carretera, a estas horas desierta.
Emprendemos la marcha en la que sería la etapa mas espectacular que hicieramos. Todo esta oscuro en una noche sin Luna, excepto el universo infinito. El cielo esta tachonado de cientos de miles de estrellas, se ve la Via Lactea y cada pocos minutos aparece una estrella fugaz. Son las Perseidas, las famosas lagrimas de San Lorenzo que aparecen por estas fechas.
Con todo, no se si por mirar al cielo, Bea se cae y nos da un susto, por suerte no le paso nada. Pero pongo en duda que haya sido una buena idea lo de la etapa nocturna.
A la hora prevista llegamos a Ilche, es noche cerrada y no se ve a nadie por las calles. Encontramos la cancela de la iglesia abierta, y en ese zaguán nos acomodamos a dormir. Lo que hacemos hasta la hora en que sale el sol. Hambrientos y con ganas de un café, reanudamos la marcha.
Nos ha ido tan bien por la carretea que decidimos seguir por ella, en vez de por el camino marcado.
Craso error al poco comienza a haber bastante tráfico y no podemos volver al camino original. Bea espera encontrar una gasolinera o algún bar para poder desayunar, pero no hay nada y tenemos que hacernos un cafe soluble en agua fria.
A tres kilometros encontramos un enlaze con el Camino marcado, y no dudamos en librarnos del tráfico. Nos las prometemos felices de seguir los restos de una calzada romana, de la que no queda nada. Todo sea dicho, y que mas adelante se hace intransitable a causa de la vegetación,
tal es así que a la vista del pueblo, emprendemos la ruta a campo traves para cojer la carretera que sube hasta el pueblo de Berbegal, sito en lo alto de un alto, muy alto promontorio. Cuesta subir la cuesta. Pero lo conseguimos despues de resoplar y descansar varias veces.
Llegamos al bar Meridiano, centro neuralgico del pueblo.
Llamado así porque por ahí pasa el meridiano de Greenwich. Desde allí contactamos con Manu, el encargado del albergue, de la piscina y todo lo relacionado con el turismo.
El albergue es genial, y dispone de todo. Hasta lavadora que funciona. Lo que aprovechamos para lavar toda la ropa sucia y la mal lavada en etapas anteriores.
Manu también nos pasa comida que han ido dejando peregrinos anteriores. Hay suficiente para comer y cenar.
Tras el aseo salimos a comprar unos cuantos ingredientes que nos faltan, entre ellos un pan que fabrican allí en el pueblo y que se llama "dos moños" aunque parece dos tetas, muy rico. Bea prepara unos macarrones de rechupete. A mi me toca fregar los platos y la cocina.
Tras la siesta, salimos a visitar el pueblo que es muy bonito y tiene unas vistas extraordinarias.
También dispone de varias rutas senderistas, pero con lo que llevamos encima, no vamos a andar mas. El pueblo intenta explotar el nuevo turismo rural. Junto al mismo albergue está la casa rural que se alquila a los turistas.
De vuelta al albergue, Bea cocina unas tortillas con un jamón serrano buenisimo y medio melón que compramos. Estamos en ello, cuando llega Manu con dos nuevos peregrinos, en Marc y el José, dos ciclistas de Sabadell. Tras la cena salimos al bar Meridiano, para dejarles que se acomoden tranquilamente y se hagan la cena. Les dejamos la mitad del melón y unos helados que no nos vamos a comer.
A la vuelta, todavía están comiendo. Nosotros preparamos la mochila para poder salir sin hacer el menor ruido posible. A las 11 estamos todos en la cama. Yo dormí fatal....como siempre.

8º jornada. de Monzón a Selgua

Jueves, 13 de agosto.
Los 13 están gafados, y este no podría ser menos. Para este día habiamos previsto, una visita turistica en Monzón y un breve paseo por la tarde hasta Selgua, donde un hostal nos esperaba para reponer fuerzas para etapas posteriores.
Me despierto a las 3. Pero consigo volver a dormirme hasta las 7. Al poco se despierta Bea y bajamos al bar del hostal a desayunar. Tenemos la habitación hasta las 12, así que salimos de compras dejando las mochilas en la misma. Necesito urgentemente calzoncillos nuevos, tipo boxer. Nadie me dijo que llevar slips de excursión es predisponerse a la tragedia a causa de las rozaduras. Ahora nada de baraturas, 3 calzoncillos 24 euros. Estaban de oferta, los había a 24 euros cada uno. También compro aloe vera, para las rozaduras y los pies. Intento comprar un antibiótico para la garganta, pero ya no los venden sin receta. Bea compra unas gafas de leer de cerca. Mas el agua y las provisiones para esta tarde.
Volvemos a la pensión a montar la mochila que nos guardarán abajo mientras visitamos Monzón.
Vamos al ayuntamiento, a la oficina de turismo, para recojer un mapa de los sitios interesante y de paso preguntar por el albergue. Pues resulta insolito que una ciudad como Monzón no disponga de uno, estando donde está y teniendo su famoso castillo que la convierte en una atracción túristica de primer orden. En turismo no hay nadie, pero una chica del ayuntamiento nos remite al castillo donde tiene toda clase de información.
La subida es empinada, pero a estas alturas, estamos curtidos. En la entrada preguntamos si hay descuentos para peregrinos, nasty de plactic, pero nos ponen un sello en las credenciales con el simbolo templario que mola un montón. Dos caballeros en el mismo caballo. El castillo está muy bien conservado, acaso la exposición es muy somera, pero para una visita rápida no se puede pedir mas.
Yo pondría algunos figurantes disfrazados de templarios y que hicieran de guias. Para profundizar en el mundo templario ya hay biblitocas enteras.
Monzón es uno de los enclaves historicos mas importantes de España y quizás de occidente. Allí se forjó el malogrado imperio catalán, el que iba ser el renacimiento de Imperio Romano y la cultura clasica y ha acabado en las miserias de Artur Mas  y las rapiñas de Jordi Pujol.
Deambulamos por la ciudad hasta la hora de comer. La iglesia, que es la otra joya arquitectonica de Monzón, está cerrada. Como siempre.


Y volvemos al hosta a comer. Pagamos, recojemos las mochilas y vamos en busca de un parque donde dormir un poco mientras pasan los calores del mediodia.
Paramos en el cesped del parque Labordeta, Bea se echa una buena siesta, pero yo no puedo estar tranquilo, el parque esta lleno de unos pequeños bichitos, que si bien no pican, son muy molestos.
Sobre las 5 y media de la tarde nos ponemos en marcha hacia Selgua, poco mas de 7 kilometros.
La salida de Monzón es penosa, por la carretea nacional 240, y encima hay que cruzar un largo, alto y precario puente sobre el rio Cinca. Que asusta mucho a Bea, pues padece de vertigo. Despues todo transcurre por parajes singulares. Hay una zona de pinos, donde intentamos parar pero una plaga de mosquitos se nos echa encima. Despues cruzamos una zona industrial ¿me pregunto que fabricaran ahí? y por último un camino rural llano y sin piedras entre olivos y torres de alta tensión sin cables, pero cuajadas de nidos de cigüeñas. Seguramente por eso no las han retirado.
Al llegar a Selgua, sorpresa, están de fiestas, y como es natural el hostal está lleno y reservado. Los nativos de Selgua aprovechan las fiestas para volver al pueblo. Sin saber que hacer, decidimos parar de todo modos en Selgua y aprovechar la recomendación de un paisano de dormir debajo de los soportales del ayuntamiento.
Así que establecemos nuestro cuartel general en el bar del centro social, donde nos comemos sendos bocadillos. En este bar hay ordenadores con internet gratis, desde donde consigo enviar un mensaje al Facebook, aunque no fotografias, pues no tiene ranura para tarjetas SD. Justo esa noche la cámara se ha estropeado del todo y acabo tirandola a la papelera.
Al poco nos dicen que por motivos de las fiestas se esta regalando a todos los participantes y plato con longaniza y patatas. Y alla que nos apuntamos, aunque sin hambre pues acabamos de comer, pero pesabamos guardarla para despues. Al traerla al bar, la mia se cae al suelo y tengo que tirarla.
Ya mas tarde, nos acomodamos debajo de los arcos del ayuntamiento, pero es imposible dormir. La gente no deja de pasar y mirarnos. Y encima al poco pasa la charanga con todo el tromperio. La musica se oye bastante desde donde estamos y apenas conseguimos dormir un par de horas. A la 1 nos cansamos de intentarlo, y como el bar está abierto, volvemos al mismo.

sábado, 29 de agosto de 2015

7ªjornada. De Tamarit a Monzón

Miércoles, 12 de agosto.
Me levanto sobre las 6. Bea duerme, pero a las 7 empieza a entrar sol por la ventana y también se despierta. Salimos a las 7:30, gracias que comprobamos que la puerta estaba cerrada antes de dejar la llave en el buzón. También dejamos un donativo de 5 €.
Desayunamos en el Scar e iniciamos la ascensión de Tamarit, pues el camino continua desde la parte alta. Nos espera nuestra primera etapa de mas de 20 kms.Tras descansar de la escalada, reemprendemos la marcha por un tramo de carretera. Bea otra vez por el medio de la calzada. Por suerte pronto llegan los caminos rurales.
A diferencia de Cataluña, que suelen ser de gravilla y hasta asfaltados, en Aragón prefieren los cantos rodados, muchas veces autenticos pedruscos. Imprescidibles unas suelas duras para estas etapas aragonesas.

Hoy el sol aprieta inclemente, tenemos que parar a menudo si no queremos cocernos. Una de las veces paramos debajo de un nogal, se está de maravilla. ¡Ojalá nos hubieramos quedado allí!
pero continuamos nuestro penoso periplo. Al mediodia es imposible seguir, así que al avistar un pequeño chaparral, esto es un bosquecillo de encinas, decidimos pasar lo que queda de solana.
Al principio parece muy buena idea, pero con los carrascos hay unas pequeñas plantas que pinchan y acabo acribillado. Montamos la tienda a la sombra, pero es inservible, incluso a la sombra dentro hace un calor insoportable. Además las plantas pinchagudas la atraviesan por el suelo. Se constata que lo de la tienda es un error, decidimos abandonarla.
Tras comer, nos tumbamos en las colchonetas a dormir. Yo duermo una media hora, pero Bea parece que inverna. Me entretengo escuchando la radio y leyendo el libro que compré en Tárrega. En una pausa se me ocurre que se podría aprovechar el plastico de la tienda y la desgarro. Resulta una estupidez ¿para que me ha de servir un trozo de plastico negro?. Con todo la tienda ha quedado destrozada.
Sobre las 4 y media se despierta Bea, y recojiendo todo,  reemprendemos la marcha, aunque el sol no ha amainado en absoluto. De sombra en sombra y tiro por que me toca. Para colmo tenemos poca agua, hemos gastado demasiada al comer, pues el pan estaba muy duro. Queda poca y caliente, tenemos que racionarla.
Avistamos un taller en un cruce de carretera, les pedimos agua. Pero tampoco tienen mucha, y como hemos tirado la caliente para que nos llenen la cantimplora, nos quedamos con la misma, aunque fresca. En esta parte lugares apartados el agua del grifo no se puede beber, es la misma que usan para el riego.
Hay varias casas, pero o están abandonadas o con perros, por lo que no nos atrevemos a pedir agua. En una de nuestras paradas a la sombra, se nos acerca una furgoneta, viena a comprobar que no somos ladrones, que tanto abundan hoy en día en los campos españoles. Se llevan de todo, desde los frutos, hasta las cañerias y desde luego las bombas de agua y los paneles solares. Le pedimos agua, y amablemente va a buscarla a una casa cercana. Nos trae toda una botella de agua fresca.
Continuamos con mas buen animo. A los pocos kilometros nos encontramos un pequeño arroyo que baja por el camino, seguimos el rastro del agua, se trata de un escape de un ribazo en un campo de maiz.
Aprovechamos para refrescarnos, nos echamos agua encima y mojamos los gorros y nos ponemos las camisetas mojadas. Aparece el campesino a reparar la rotura, hablamos con él de algunas anecdotas del camino, de como ha llevado a veces a algún peregrino en el coche.
Continuamos la marcha hasta un gran canal, esta vez el Cataluña-Aragón. Estos canales son autenticos rios, pero sus aguas circulan muy rapidas entre paredes de hormigón. Si te caes ahí sería difícil salir.  Al poco pasa una furgoneta, y un señor para para ofrecernos agua. Lo que aceptamos encantados.
Justo antes de empezar el Camino, estaba leyendo (todavía no lo he acabado) el libro El Secreto, que habla de la posibilidad de que el universo al ser un pensamiento que depende de un observador con infinitas posibilidades cuánticas, puede ser manipulado, conjurado, para que se ponga de nuestra parte con solo desearlo. Es desear una cosa y las infinitas posibilidades que existen se pueden poner de nuestra parte, o también un pensamiento negativo puede causarnos un gran mal. Casos como este del agua, parece dar a la razón a la autora del libro y documental (podeis encontrarlo en Youtube).
Una última parada para tomar una aspirina, me empieza a doler la cabeza a causa del sol, también tengo molestias en la gargante, temo haber cojido una infección. Me doy otra dosis de vaselina en los pies.
Al poco vemos el castillo de Monzón a lo lejos, justo al atardecer para poder una magnifica foto de puesta del sol tras sus murallas. Esto nos anima en nuestra cansada marcha.
Nos adentramos en Monzón cuando ya es de noche, preguntando por el ayuntamiento, unos nos mandan para arriba y otros para abajo. Parece que en realidad no nos entendían y pensaban que unos turistas solo pueden preguntar por el castillo. Por fin unos niños nos encarrilan en la dirección correcta. Son muy preguntones, pero les respondemos con paciencia y amabilidad a fin de crear vocaciones camineras.
El ayuntamiento está cerrado, pero entrando en la policia local nos informan de que no habiendo albergue, sin embargo hay varias pensiones y hoteles. Dos cerca de la estación. A donde nos dirigimos.
Conseguimos una habitación en el hostal Venecia, 38 euros, aunque luego nos cobraron 35.
Tras dejar las cosas bajamos a comer. Hacemos amistad con el camarero, el Pablo. La gente es muy amable con los peregrinos....en general.
Estamos supercansados, así que tras la cena nos retiramos a dormir. Nada mas levantarme de la mesa, noto un dolor horrible entre las ingles, los calzoncillos que compre en los chinos me han provocado una rozadura tremenda. Nuestra intención es permanecer en Monzon, toda la mañana del día siguiente. Para hacer compras, visitar la ciudad y sobre todo el famoso castillo.