Sobre las 7 salimos de la pensión, en busca de un bar para desayunar. Encontramos uno recien abierto en la plaza. La dueña es de Finisterre y nos habla un poco de su tierra. No tiene pastas, pero si un pastel de manzana casero al que nos apuntamos. Craso error, pues no sale un poco caro. El desayuno para dos, 6 €. Eso si, el pastel estaba muy bueno.
Comenzamos el viaje a Tamarit de la Litera, unos 15 kilómetros. Entraremos en tierras aragonesas, eso de la Litera es una comarca.
El viaje comienza con kilometro y medio por la carretera de Tamarit. Tengo que regañar varias a veces a Bea, pues tiene la peligrosa costumbre de caminar por el centro de la calzada, en vez de pegado a la izquierda. Soy el responsable de la expedición, jejeje.
Pronto entramos en caminos rurales para mi tranquilidad. Vamos acompañados de campos de cereales, ya segados, maizales y frutales. Jalonados por algunas granjas de cerdos que dan ese peculiar olor a los campos de Cataluña.
Cada hora vamos parando. Ya en la primera sufro los efectos de mi insomnio y me echo una siesta de hasta 15 minutos. Tanto madrugar para nada. A estas alturas veo que duermo mejor en el campo que en los albergues.
Cruzamos la frontera entre Cataluña y España.
Pasamos por una gran casona con un gran parque (vallado) y un lago al lado (abierto). Hay una pareja de excursionistas descansando, no los importunamos. Nosotros también paramos junto al lago un poco mas allá.
Al poco llegamos a la ermita de Sant Roc donde paramos para almorzar de nuestras viandas.
Sobre la una llegamos a Tamarit. Y nos dirigimos al ayuntamiento que gestiona el albergue.
Unas escuelas abandonadas, donde además está habilitada una mezquita y una asociación de amigos del Scalestrix, entre otras. El albergue está muy bien, tiene muchas plazas, tres habitaciones.
Tras la ducha nos vamos a comer. Comemos muy bien en restaurante Scarp, cerca del albergue. Después de la comida me entra el bajón del mal dormir y me echo una gran siesta.
Por la tarde salimos ha visitar el pueblo y hacer compras. Tamarit es sobre todo su gran plaza y una pequeña rambla. Tiene una parte alta desde donde se puede contemplar todo el pueblo, y un casco antiguo bastante deteriorado.
Una gran iglesia (cerrada), y algunas casonas de estilo aragones. Esto es de ladrillo de obra vista. El ayuntamiento está construido así, pero es una técnica de construcción que desgraciadamente no está generalizada, desluciendo el conjunto.
Pasamos la tarde en una terraza viendo al paisanaje. Y al anochecer volvemos al albergue a cenar, hablar, jugar a los dados e intentar dormir. Otra de las asociaciones es una banda de rock, que nos da la murga hasta mas allá de las 12. Con todo a Bea le asusta un poco la vieja escuela, por fuera tiene un aspecto siniestro y el que este en las afueras no ayuda mucho. A lo mejor siente presencias.