miércoles, 26 de agosto de 2015

1ª jornada. De Tárrega al Castell del Remei

6 de agosto. El camino a Tornabous va ser un paseo agradable, hizo sol, pero el camino atraviesa zonas de sombra y no se nos hizo nada pesado. A traves de campos de cúltivo de los consabidos maizales y arboles frutales.
Nada mas entrar en Tornabou entablamos conversación con un hombre que circulaba en una moto eléctrica. Buscando un bar para tomar un refrigerio, tropezamos con el bar Centric, el mas importante del pueblo. Allí entablamos amistad con la encargada del mismo, la Merce, una chica jóven que nos invitó y con la que estuvimos hablando largamente, del camino, del pueblo y de la vida. El Centric es una especie de casino de pueblo, bar, sala de reuniones, teatro y cine a la vez.
Desde el Centric llamé al Can Modest, la casa rural que ofrece alojamiento a los peregrinos, pero tal como me temía, en pleno agosto no tiene plazas. Lo que no nos importo pues llevabamos la tienda de acampar. La Merce nos dijo que al lado del rio había un parque ideal para acampar. También nos indico donde podíamos ir a comer. Un restaurante de carretera llamado El Molino.
En El Molino comimos estupendamente, estaba lleno y solo había una camarera, pero de una eficiencia que rayaba el virtuosismo. Le dejamos buena propina dentro de nuestras posibilidades.
Del restaurante salimos sobre las dos, hace un bochorno impresionante, y nos ha entrado el bajón. Por lo que buscamos una sombra desesperadamente para echarnos una siesta y pasar la calorada. Extendemos las colchonetas debajo de un ciruelo, donde consigo dormir un rato. Después se nos ocurre que mejor será que nos vayamos a la piscina del pueblo para hacer tiempo y refrescarnos. Gratamente nos sorprende que la piscina es gratis para los peregrinos, y en ella pasamos la tarde.
Sobre las 7 de la tarde suenan las campanas, es  la hora en que habren las tiendas y la mayoría de los bares en estos pueblos, coincidiendo con el final de la jornada laboral en el campo, nos vamos a comprar agua y la cena. A mas de las pastillas que me ha recetado la doctora. Paramos en una plaza, y se nos acerca el Fabian, un trabajador extremeño que ha venido a la campaña de la fruta. No esta muy contento con los precios que están pagando y esta dudando de volverse a su pueblo.  Desde luego la fruta es la riqueza de Lerida, pero la ruina de España. Y lo digo por el contexto socioeconómico en que se desarrolla. La fruta esta muy mal pagada al payes, aunque en el mercado valga mucho, los beneficios se los llevan los intermediarios. Pero no es el payes el que peor lo pasa, sino el país entero. Estos trabajos los solían hacer trabajadores procedentes de andalucia, extremadura y otras regiones españolas con mucho paro. Por contra ahora los hacen emigrantes africanos en su mayoria, marroquies y negros. Por supuesto mal pagados y aun gracias, pues muchos no encuentran trabajo. Por lo que se cobra, a los españoles no les sale a cuenta subir hasta Lerida para no ganar casi nada. Así es como casi todos los pueblos de Lerida están llenos de extranjeros, que se quedan en el territorio una vez acabada la campaña, en vez de volver a sus provincias como hacían los españoles. Esto cambiará la extructura social de Cataluña a la vuelta de pocos años. En definitiva mas mezquitas y menos iglesias. Esta por ver si sera para bien o para mal.
Al anochecer nos acercamos al parque que nos recomendaron para acampar, pero resulta que está imnundado, parece que hemos llegado el día en que riegan el cesped. El universo parece que se conjura en nuestra contra. Cenamos en otro parque, y decidimos continuar el camino hasta encontrar otro sitio favorable para acampar, no sin antes despedirnos de la Merce, y comprar mas agua.
La Merce nos cuenta la historia de una peregrina inglesa que paso por allí, y a la que su marido llevo en coche hasta el siguiente pueblo con albergue, pues tenía los pies en llaga viva. Resulta que a los pocos días se la encontraron muerta en una cuneta. Seguramente atropellada o quizas sufrio un desvanecimiento mortal....que mal rollo.
Encontramos varios sitios para acampar, pero como todavía había luz, decidimos seguir hasta el siguiente pueblo por si había algún tipo de alojamiento.
Al anochecer llegamos a La Fuliola. Donde no había nada. Por lo que nos acomodamos al lado de la iglesia para pasar la noche. Alli estubimos un buen rato, pero era imposible dormir, había mucha gente y muchos niños en la calle jugando y haciendo ruido. Solo conseguimos echar una pequeña siesta que nos desveló. Así que como el camino parecía bastante fácil de seguir con la linterna, decidimos hacer una étapa noctura, bajo las estrellas. Desgraciadamente estaba nublado.
A la salida del pueblo, pasada la una, encontramos el chiringuito de la piscina abierta, parece ser el lugar de ocio nocturno del pueblo. Aprovechamos para tomar unos cafes con leche. Y continuamos la marcha por un camino asfaltado entre maizales. Nos cruzamos con un tractor nocturno y entramos en el recinto del Castell de Remei, y en una pequeña explanada de cesped, extendimos las esterillas para pasar el resto de la noche. 

5 comentarios:

  1. Je je je... ¿a quien se le ocurre pretender dormir al lado de la iglesia una noche veraniega? Suelen ser plazas y estar llenas de niños jugando y gente a la fresca.
    Buena aventura. Veo que miman a los peregrinos, así da gusto.

    Cierto, la campaña de la fruta ya no es lo que era. Antes, andaluces y extremeños se hacían un dinero y volvían a casa, ahora los inmigrantes aceptan dos duros y encima se quedan a "colonizar" el pueblo, imponer sus costumbres y su religión. No va a salir nada bueno de esto, por más cándido que seas.

    Hacer el Camino en solitario nunca es bueno, me alegro que esta vez seáis dos.

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  2. Hice una ruta muy similar a la vuestra, por eso he disfrutado tanto leyendo las trifulcas de vuestro viaje.

    El pueblo en realidad se llama Tornabous, terminado en "S".

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  3. Supongo que en el albergue de Balaguer os pasaría como a nosotros, que las sábanas de papel que nos ofrecieron eran más pequeñas que la medida de la cama y no hubo forma de ajustarlas, con lo cual acabamos durmiendo directamente encima del colchón (nos dimos cuenta de ello al día siguiente, cuando nos despertamos)

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  4. Por la foto que publicas, veo que en Balaguer dormiste en la misma cama del Albergue Teresa Pàmies que yo ocupé un mes antes.

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  5. la intencion es buena, pero las sabanas cortas, Lo mismo pasa en el albergue de Huesca. Dado el problema de chinches que hay en las rutas del norte, no se si será mejor dormir en el suelo, encima de la esterilla que llevamos.

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