viernes, 8 de junio de 2012

COSAS INEXPLICABLES

Cuando escribí, ¿uno o dos?, ver post abajo, pensaba que había escrito algo bien original. Cual ha sido mi sorpresa al empezar a leer la novela de Umberto Eco, "El cementerio de Praga" donde desarrolla la misma idea. La de un cerebro, dos personalidades. Desde luego yo ya tenía la novela, pero no la había empezado a leer.¿Que puede haber pasado?
Se me ocurren varías teoría a cual mas inverosimil.
La primera podría ser que yo hubiera leído alguna reseña del libro, o alguna entrevista del autor donde hablara de su última novela y de lo que no recordará de forma consciente, sin embargo al tener intención de leerla, el argumento me viniera al subconsciente.Bien, es posible, soy gran aficionado a las novelas del Eco, desde El Nombre de la Rosa.
También podríamos estar ante un caso como el de la novela describe, parte de mi cerebro, una personalidad desconocida para mi, la habría leido y como compartimos la mitad de dicho organo, yo la habría falsamente rememorado. Imposible, no tengo datos de ser dos personas diferentes y con mi sueldo no me lo podría permitir.
Pero hay otras explicaciones mas exotéricas y mas interesantes. Efectivamente, yo había leído la novela, pero en otra dimensión, cuyos ecos me han llegado falsamente.
También podríamos estar ante un caso de "recuerdos del futuro". Un puro caso premonición. Esto sería posible según la teoría de que el tiempo es un continuum, el pasado, el presente y el futuro, ocurren a la vez, pero nosotros solo podemos percibir el presente, aunque recordar el pasado, estando el futuro casi siempr vedado. Aunque se han dado casos de que no. Mismamente toda la novela me está dando una sensación deja vu intrigante.
También podría haber sido pura casualidad.

1 comentario:

  1. Las preominiciones existen.
    Sólo un par de anécdotas de entre cientos: de niña soñé que mi padre, con un martillo, rompía la lámpara del comedor.
    Era una bola dorada de la que salían varios brazos con las pantallas alargadas, blancas. La llamábamos 'Sputnik' por su semejanza con el sátelite.
    Al cabo de unas semanas, mi abuelo nos ofreció su lámpara, una de esas antiguas, de dorados labrados en forma de hojas y lágrimas de cristal y mi padre la aceptó, procediendo a desmontar la otra.

    Recordé el sueño y me quedé de piedra. No, en casa no se había hablado de ello, aparte de que ya había perdido la audición y no podía haber oído una conversación entre mis padres, el ofrecimiento de la lámpara fue el día antes y mi sueño hacía semanas.

    La otra se remonta a cuando ni siquiera tenía un año. Me desperté llorando aterrorizada, un elefante levantaba su trompa delante de mí.
    El caso es que yo todavía no había visto un elefante en mi vida y no fue hasta que mi abuelo me llevó por primera vez al ZOO que reconocí a esa mole enorme como la de mi sueño.

    En aquel tiempo no había revistas en casa, ni cromos, nada, no podía haber visto al elefante ni en foto.

    Y como esto constantemente desde siempre.
    Ahora se agudiza más y lo que me llega no es nada agradable. No.
    Pero hay que aceptarlo porque no se puede cambiar.

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