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SIPNOSIS: Se aproxima un cataclismo de descomunales dimensiones. Una familia decide refugiarse del mismo adentrándose en una casa en lo más profundo y alejado del bosque. Comentario del acomodador: Siniestra película de verdad. Todo es una alegoría pero cargada de razones. La humanidad se está suicidando cual delfines varados. Curiosamente la película cuenta el hecho, el incidente, como resultado de una reacción natural ¿Es posible que lo que nos pasa es algo natural? Tanta autodestrucción podría se un producto connatural a nuestra existencia. El crimen, la guerra, los accidentes, la destrucción medioambiental, las hambrunas, los suicidios individuales y colectivos, de sectas y de integristas islámicos; Tanta destrucción que es en realidad autodestrucción porque cuando muere un hombre morimos todos. TAmbién se podría añadir a este coctel siniestro cuando no hay muerte, pero si daños físicos y psiquicos. El hombre necesita matarse. ¿De donde procederá este instinto, de una tóxina como dice la película? ¿Estará en nuestros genes depredadores? Los mismos que compartimos con el tigre. ¿Se prodría aislar el mas quimicamente, reducirlo a una formula matemática? Preguntas sin respuesta...de momento |
Yo no soy muy catastrofista ( a pesar de lo que nos rodea) porque creo que la naturaleza es más sabia y fuerte de lo que creemos, y que a pesar de lo negativo que aporta el ser humano a la evolución, la naturaleza sabe sobreponerse.. Es decir que los humanos podemos menos de lo que pensamos.
ResponderEliminarPor otra parte.. He leído que la mente humana no está diseñado para ser feliz, sino para la supervivencia...Entonces eso que le lleva a la autodestrucción es PURO MIEDO.
A lo mejor hemos de empezar a recorrer el camino de no guiarnos por la mente, sino por el sentimiento.
Dado que tanto la civilización oriental como la occidental ( ésta mucho más)son vilentas.. Habría que conjugar la parte científica y solidaria de occidente con el modo meditativo de acallar la mente de los orientales.. A lo mejor salía un hibrido de mierda , peor que ahora.. Pero sería parte de la evolución. En los errores se aprende mucho..
Vaya Jesús, acabo de desayunar y ya me he metido en "honduras" ¿a dónde llegaré hoy? :)
Pues con lo que nos cuentas ya me vale para no tener que ir a ver esa peli jejeee
Feliz domingo, Valdivielsooo!
Realmente yo siempre he pensado que el día que la naturaleza diga, aquí estoy yo, los seres humanos.. hummmm...humanos??? nos iremos directamente al carajo, por no decir algo más malsonante. Y de nada nos va a servir escondernos ni debajo de la cama, pero ahí está la muestra. Terremotos, Tsunamis, Inundaciones... Quizás es que preferimos no darnos cuenta, o no tener en cuenta dichos avisos, como si no fuera con nosotros.
ResponderEliminarQue el domingo nos resulte tranquilo, al menos viviremos el presente, si nos dejan claro!
tienes dos premios en mi blog, abrazos
ResponderEliminarEn cuanto nacemos ya hay algo en el ambiente que nos dice: "¡que te mates!", también se puede entender con mayor claridad: "¡que te mates, coño, que para eso has venido!" Captamos el mensaje enseguida y lloramos, nos pasamos la infancia llorando y el resto de la vida sufriendo, o simplemente puteadillos, menos los tontos con ínfulas y los sicópatas que viven en una extraña burbuja de diabólica felicidad.
ResponderEliminarMorir es matarse. Unos pocos llegan a la edad de Carrillo o Fraga y otros muchos se van quedando por el camino, o en la carretera estrujados, o machacados por la puta droga, o les pilla el tren porque cruzan por un paso a nivel sin barreras leyendo el periódico y escuchando música por los cascos.
Referente a tu post anterior: Tú pasas de los ochenta o noventa añitos de edad, Jesús, ¡jo!, aunque en la foto de astronauta sales rejuvenecido. Lo digo porque cuando yo era crío había atropellos a mogollón. Yo sufrí dos atropellos, en la primera ocasión me atropelló una bicicleta, me tuvieron que dar cuatro puntos ý todavía se ve la marca, en el segundo fue un coche, de este salí ileso pero una rueda de la bicicleta quedó como un ocho, el tío tuvo reflejos y frenó a tiempo. Una mujer gritó: "¡ha vuelto a nacer!"
Eso sí, no hay como viajar en carreta de bueyes. En tal vehículo no rebasas nunca los límites de velocidad y contaminas lo justo, lo propio por las flatulencias del ganado. Deberíamos retornar a ese tipo de transportes ecológicos y que los arabes y Hugo Chaves se beban todo su petróleo.
No sé cómo anda mi blog, prueba a ver. Sospecho que un mediocre resentido me ha hecho alguna pifia. Yo sigo escribiendo un post detrás de otro como quien clama en el desierto (¡jo, que chuli me ha salido esto último)