Otras veces, así como Eva nació de una costilla de Adán, una mujer nacía, mientras yo estaba durmiendo, de una mala postura de mi cadera. Y siendo criatura hija del placer que yo estaba a punto de disfrutar, se me figuraba que era ella la que me lo ofrecía. Mi cuerpo sentía en el de ella su propio calor, iba a buscarlo, y yo me despertaba. Todo el resto de los mortales se me aparecía como una cosa borrosa junto a esta mujer, de la que me separara hacía un instante: aun conservaba en mi mejilla el calor de su beso y me sentía dolorido por el peso de su cuerpo. Sí, como sucedía algunas vece, se me representaba en el semblante de una mujer que yo había conocido en el mundo real, yo iba a entregarme con todo mi ser a este único fin: encontrarla; lo mismo que esas personas que salen de viaje para ver con sus propios ojos una ciudad deseada, imaginándose que en una cosa real se puede saborear el encanto de lo soñado. Poco a poco el recuerdo se disipaba; ya estaba olvidada la criatura de mi sueño.
Eva no "nació" de una costilla de Adan.
ResponderEliminarDios necesitó de esa costilla (se la robó a Adan) para fabricar una mujer; triste orgullo
para el primer hombre.
Como triste orgullo es haber sido fabricado con barro.
Dios parece que no tenía material más noble que el fango.
Poca calidad de la materia prima.
Por eso han salido hombres como Mariano el de los ruidos y Esperanza, la de las webs del 2012
La verdad es que es un poco triste despertar de los hermosos sueños.Los sueños donde la felicidad nos rodea, donde los rostros son amados, los sentimientos correspondidos, donde todo es posible.
ResponderEliminarVivir persiguiendo el sueño que nos hizo felices, es un sueño en sí mismo.Pero no deja de ser una manera de vivir...
Un beso, Jesús.