Llega un día en que hasta el charnego mas cazurro, el lolailo mas casposo, osease, yo. Decide que hay que aprender catalán. Y con este propósito me encaminé a comprar un diccionario de la materia.
Me dirigí a al que por aquel entonces era la librería más catalana del pueblo, Xarxa. La única tienda rotulada en catalán y eso que que no era obligatorio como ahora. Me atendió un dependiente joven y agradable.
- Un diccionario de catalán, ¿Como lo quieres?
- El mas gordo que "haiga". Que da mucha rabia buscar una palabra y no encontrarla.
Así es como por 3.500 pesetas adquirí el Diccionario Oficial de la Enciclopedia Catalana, un tocho de casi 1.700 páginas, que todavía conservo.
A los pocos días me entero que el amble dependiente había volado por los aires. Una bomba que manipulaba en el interior de una cabina de teléfonos le había estallado en los morros. Era de Terra LLiure.
Esta es la cabina que pusieron en sustitución de la explosionada, debe ser única de este modelo antiguo, pero no la cambian supongo que por su valor histórico.
¡Ostras! ¡Órale!
ResponderEliminar¿Es verdad la historia?
Saludos
La pregunta es: ¿ya hablas catalán?
ResponderEliminarNo hay manera de dejar comentarios en tu blog.
ResponderEliminarJESÚS NO HY NARICES DE PODERTE DEJAR NINGUN COMENTARIO, A VER SI ESTE SE VE.
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