El sueño sionista de crear un estado judío en las tierras del Antiguo Testamento va camino de naufragar, y no por la guerra y la confrontación con el mundo árabe y las bombas nucleares iranís. Sino por la bomba demográfica.
No solo está creciendo la población árabe en los territorios ocupados y zonas fronterizas, sino también entre los árabes israelíes. Árabes con nacionalidad israelí y derecho a voto, cuyo índice de natalidad, dobla y triplica el crecimiento de judíos israelies, incluyendo la emigración de israelíes practicamente estancada y que posiblemente invierta su flujo con las mejoras económicas en Rusia y el empeoramiento de la calidad de vida en Israel.
En estas condiciones la creación de un estado palestino, viable y prospero, se hace prioritario para el gobierno judío para contener la marea humana que se les viene encima. Pero tal iniciativa va ha ser imposible, en tanto que Hamas, jamás lo permitirá sabedor que ese exceso de población es su mejor baza para echar a los judíos al mar. De hecho se incentiva la natalidad entre los palestinos como arma de guerra, (hacer la guerra haciendo el amor) sus padres solo tienen hijos para ese fin, para ser sacrificados en la lucha contra Israel, de ahí el fenomeno de la Intifada.
El sueño como suele pasar se ha convertido en pesadilla, y los sionistas,y la comunidad internacional, deberán de pensar una otra solución para aquella zona. Modestamente propongo la creación de un Distrito Internacional. Con Jerusalem como capital del mundo y sede de la ONU, abarcaría Israel, Palestina y el Libano. La seguridad estaría a cargo de cascos azules y policías internacionales. Sería el embrión y referencia de un gobierno mundial.