Hemos visto esta desagradable película, pero muy interesante.
El argumento no puede ser mas sencillo, el autor se imagina como sería el mundo tras una catástrofe planetaria. En la película no se menciona, pero es de suponer que esta inspirado en la caída del asteroide Apophis, que se cree causaría tal nube de polvo estratosférico que taparía la luz del Sol por años, causando la muerte de todas las plantas y seguidamente los animales. Los últimos en extinguirse seguramente serían los hombres. Uno de esos hombres y su hijo vagan por las carreteras de ese mundo devastado, buscando comida y huyendo de los otros humanos que también buscan sobrevivir como sea, generalmente como caníbales.
La desconfianza para con la humanidad es total.
A nadie se le escapa que todo es una metáfora sobre la situación actual del hombre. No ha caído ningún Apophis, o quizás sí, el verdadero dios del Mal egipcio. Pero nuestra situación no es mejor que la de ese padre y su hijo, vagamos por carreteras de la vida intentando sobrevivir, buscando comida que a pesar de su abundancia se nos niega, (no solo de pan vive el hombre). Acechados por caníbales por todos lados y convirtiéndonos nosotros en caníbales también. La lucha por la supervivencia es una dictadura de la Naturaleza implacable.
La película al final ofrece un mensaje esperanzador, pero he leído por ahí que la novela en que se basa, no. La típica trampa del happy end hollywoodense. No había huevos de mostrar la realidad tal como es. Esperemos que alguien se decida a hacer la segunda parte, pero esta vez desde el punto de vista de una de esas bandas de caníbales que tanto asustan a los protagonistas.
¡Ay, ¿que fue de los grandes oradores políticos, aquel Castelar...?! Seguro que un virtual asteroide Apophis ha borrado del mapa la elocuencia y la retórica, dejándonos sólo la zafiedad y las patadas al diccionario.
ResponderEliminarPues a mi no me gustaria que me comiese un canibal. Preferiría que lo hiciese Penélope Cruz.
¡Abrazos!
Con la crisis que hay, no aceptes invitación para ir a comer a ninguna casa, no vaya a ser que seas tú el menú.
ResponderEliminarPropongo que antes de que surja el caos de la gente buscando víctimas a quién comerse por las aceras, se organice adecuadamente, por ejemplo, por sorteo estatal, y a los que les toque, ala, al puchero.
ResponderEliminarJesús no había visto el nuevo formato de tu blog. Te ha quedado muy bien, y mi vista te lo agradece.
ResponderEliminarHe pasado un buen rato leyendo tus posts.